Archivos para: "Enero 2009"

La Inopia, día indeterminado, momento inadecuado. De Aleisterdeleden

Apreciados calabaceros: Acabo de asomarme maravillado a este mirador virtual que tenemos en la Calabaza y me percato, no sin vergüenza, que he olvidado en el secreter de mi alcoba los apuntes que llevaba para poder redactar la carta, por lo que tendr… Leer más... »

La herencia. De Monelle

Querida hermana: Te escribo para contarte los pormenores que han rodeado el entierro de papá. El viaje, se hizo pesado. Demasiada distancia para recorrer a solas. Cuando llegué estaban esperándome. Quedé sorprendida ante la cándida bienvenida. En… Leer más... »

El sendero de la mano izquierda. De Aleisterdeleden

Lo extraordinario y lo ortodoxo se rodean y se dan mutuamente nacimiento. Puesto que un círculo no tiene principio. ¿Quién es capaz de agotarlo? SUN TZU Desde el mirador natural que configuraba el recodo del camino apenas si tuvieron tiempo de en… Leer más... »

Carta a una amiga. De Belfas

Mi querida amiga. Hoy voy a intentar con un sencillo idioma que es tan dulce como mezquino, tan interesante como prohibido, que a veces ni siquiera puede expresar lo que ven mis ojos. Puede la poesía descubrir que dos almas se amen y comprendan. Rec… Leer más... »

La palabra escrita permanece. De Aquarella

3 de abril de 1662 Greenleaf Hall Dorsetshire Estimado Señor, No nos conocemos, la gravedad de las circunstancias me empuja a dejar a un lado las normas de cortesía. Confío en que sabrá perdonar la impertinencia de una dama escribiendo a un d… Leer más... »

Carta de una madre a otra. De Locomotoro

Sra. Carmen: Soy Pilar, la madre del soldado Manuel, que como su hijo y otros tantos como él, fue destinado a Kósobo y fue amigo íntimo de su hijo. Lamento mucho la pérdida de este. Mi hijo se recupera lentamente de las heridas de metralla que quedaron… Leer más... »

Carta secreta. De Suprunaman

Querido amigo: Si estas leyendo esta carta es que todo ha salido mal y por eso te dejo unas instrucciones que debes seguir. En primer lugar, tú no eres tú, eres yo; te presté mi cuerpo para que pudieras introducirte en el cuartel secreto del clan… Leer más... »

Querida María Amparo. De Mon

Querida María Amparo: No puedo esperar más, me hallo ante el portal de tu morada, cándida luz que me cobija. Agazapado sobre el poyo mantengo firme mi pluma que intenta apagar con tinta las trabas de la distancia. Hace un año que partiste cruzando mi… Leer más... »

Desde la trinchera. De Locomotoro

Amada mía: Te escribo desde la última línea de fuego donde me han enviado. Frente a mi encuentro infinidad de cosas que harían desear a cualquiera estar muerto, o simplemente no estar. Es algo extraño esto de la guerra. Miro frente a mi los hombres… Leer más... »

Destino de clon. De Suprunaman

… el principio ético que debe regir frente a la biotecnología es la protección de la dignidad y la singularidad de la vida humana. Hace 3 años estas palabras fueron profesadas por el doctor Dexter antes del suceso fatal, la ballesta del coche en el q… Leer más... »

Supervivencia. De Monelle

Agazapada junto a la entrada, le vio doblar la esquina de su casa. Pasaba de la media noche y la lluvia mojaba a intervalos su cuerpo. Confiaba en su buena voluntad. Sintió cómo sus manos cálidas la ayudaban a alzarse y cómo le enjugaban el rostro. C… Leer más... »

Metamorfosis de una amiga. De Belfas

Pasó la melancólica tarde otoñal, y dio paso a una noche estrella, donde cientos de estrellas y luceros competían por radiar su luz inagotable. Un viento frió del mar, intermitente y cortante como dagas afiladas, trazaba líneas invisibles sobre el rostro… Leer más... »

El tesoro de la ciudad prohibida. De Suprunaman

Justo en el centro del cielo hay una Constelación de color púrpura que nunca se mueve, allí es donde habita el Emperador Celestial. En la Tierra, inaccesible a sus súbditos, se encuentra el hogar del hijo del cielo, en su ciudad, “La Ciudad Prohibida”,… Leer más... »

La Duquesa de la Muerte. De Mon

En realidad no dejo de pensar en ella, los hierros aprietan mis carnes cansadas, las vetas de mis músculos exhuman ácido láctico, me siento asexuado, sin libido, machacado por la última batalla. Éramos cuatro vigías de la guardia real, los hombres mejo… Leer más... »

El sexo de los ángeles. De Aquarella

En el mirador, abstraída, la vista se explaya en un horizonte que apenas percibo, mis ojos siguen atrapados en el vacío. Buceo en la memoria buscando una explicación. ¿Cómo pudo ocurrir? Empezó por casualidad, si es que la casualidad existe; tal vez se t… Leer más... »