Categorías: "CONTEMOS CUENTOS"

Carta de una madre a otra. De Locomotoro

Sra. Carmen:
Soy Pilar, la madre del soldado Manuel, que como su hijo y otros tantos como él, fue destinado a Kósobo y fue amigo íntimo de su hijo. Lamento mucho la pérdida de este. Mi hijo se recupera lentamente de las heridas de metralla que quedaron en su pecho, y hace pocos días salió del coma del que parecía no querer salir.
Abrió los ojos, y mirando hacia ambos lados, preguntó nervioso por Antonio; su hijo. Enloqueció al ver que este no estaba, y sus lágrimas empañaron su rostro, lleno de dolor.
Fue entonces cuando comprendí la historia que me había contado aquél oficial vestido de blanco, sobre otro soldado a quién no conocía, y fue en ese momento cuando decidí escribirle esta carta. Tuve un momento para pensar en todo lo que estaba pasando y una flecha atravesó mi alma en un segundo y me sentí muerta, acosada por todas las respuestas estériles del mundo que apuntaban como ballestas hacia mi sencillo y humilde porqué.
Ahora, sentada junto a mi hijo, trato de encontrar la manera de hacer que vuelva del todo a la vida, ya que la ilusión por esta, se fue con el suyo. Sobetea distraídamente las cartas que asoman por el borde del secreter, mientras contempla distraído unos niños jugando en el parque que se ve a través de las ventanas del mirador. Sus figuras asexuadas por la lejanía, proyectan colores pastel sobre los ojos de Manuel que no parpadea, y de vez en cuando, plantea también al infinito su propio porqué, esperando encontrar de nuevo a Antonio, lejos de esa guerra, en otro lugar.
A veces, entre la bruma de mis sueños, los veo jugando como esos niños en el parque, ajenos a las miradas de odio, ajenos al mundo, con el semblante inocente, cándido y distraido que tiene todo aquél que se sabe querido.
Sepa que tiene aquí una amiga que nunca la olvidará.

Pilar

Locomotoro 03/04/06

Carta secreta. De Suprunaman

Querido amigo:

Si estas leyendo esta carta es que todo ha salido mal y por eso te dejo unas instrucciones que debes seguir.

En primer lugar, tú no eres tú, eres yo; te presté mi cuerpo para que pudieras introducirte en el cuartel secreto del clan de la ballesta.
Seguramente estarás un poco desconcertado de oír todo esto, probablemente al descubrirte te borraran cualquier indicio de tu misión. ¿Cómo estar seguro de todo lo que te estoy contando? Te lo voy a decir, estas sentando en frente del secreter, has cogido la carta que escondí en el cajón, estaba pegado en la parte posterior, es así, no hagas esa cara tan ridícula que siempre haces.
Otro consejo, no te fíes de Manola, aunque parezca una chica cándida en realidad es un marimacho asexuado, tiene el alma más negra que una “butifarra catalana”.
Acude lo más rápido que puedas al mirador, allí cuatro gays con chupas de cuero y nalgas al aire serán tus contactos, ellos te guiaran ante Cuatro, él te dará las respuestas que necesitas.
Amigo, no te olvides de tomarte un par de cubatas, me gustan los ron con coca-cola, a mi cuerpo le irá bien.

PD. Espero que trates mi cuerpo como si fuera el tuyo, no te agaches delante de los gays.

Siempre tuyo

El Semental de la Plana

Suprunaman 03/04/06

Querida María Amparo. De Mon

Querida María Amparo:

No puedo esperar más, me hallo ante el portal de tu morada, cándida luz que me cobija. Agazapado sobre el poyo mantengo firme mi pluma que intenta apagar con tinta las trabas de la distancia. Hace un año que partiste cruzando mi alma con una amarga flecha de ballesta, todavía recuerdo tus lágrimas desde el mirador, lágrimas que guardé en mi liviano secreter. Pude contener la emoción que hoy me ahoga, reprimir mi cuerpo asexuado que reposa en el olvido, encerrar esa sonrisa que me hizo amarte.
Se que algún día volverás y aunque pasen 100 años te estaré esperando, paciente, fiel, enamorado, paseando cada tarde por tu calle, buscando aromas perdidos en el viento de tu perfume favorito.
Solo, ante la única mirada del frío espejo repaso cada noche tus últimos versos, tiemblo aun de emoción cuando leo tus poemas, aquellas palabras tan tiernas que conquistaron mi corazón. ¿Dónde estarás ahora? ¿Bajo que cielo cerraras tus ojos al anochecer? Y sin mi, y sin ti, sin nuestro árbol que guardaba nuestros encuentros, sin los pájaros que atestiguaban nuestro amor.
Sellaré esta carta con la ilusión de verte pronto a mi lado, que te hayas recuperado de tu enfermedad, mientras, permaneceré aquí sentado viendo pasar el tiempo en el portal de tu morada.

Rowan con amor.

Mon 04/04/2006

Desde la trinchera. De Locomotoro

Amada mía:

Te escribo desde la última línea de fuego donde me han enviado. Frente a mi encuentro infinidad de cosas que harían desear a cualquiera estar muerto, o simplemente no estar.
Es algo extraño esto de la guerra. Miro frente a mi los hombres con los que acabo y en ocasiones encuentro mi cara reflejada en sus ojos. Entonces miro de frente mis recuerdos que en parte también son los suyos, y pienso en sus familias, en sus madres, en alguien de quién pudieran estar enamorados... y de pronto te veo a ti, y lloro, y deseo no estar vivo, no me encuentro y aún no sé que hago ni porqué estoy aquí.
Solamente tu recuerdo hace que siga vivo, que halle esperanza entre el barro y la sangre que cubren mi cuerpo. El alma se recupera de esta forma, se fortalece y es en esos momentos entre los silencios de los proyectiles donde te recuerdo y me siento vivo.
Amor mío has de saber, que aunque a veces flaquean mis fuerzas, llevo todo mi ser en este pedazo de papel que guardarás junto con miles de recuerdos compartidos en el rincón más seguro del secreter.
Dentro de pocas horas darán el toque de a degüello, y tendremos que salir avanzando hacia el enemigo, que nos espera con alma cándida, seguros, desde el otro lado de la trinchera.
Los sonidos asexuados de los fusiles no callarán tu recuerdo, y presto como una la flecha de una ballesta, volveré a besar tus labios en el rincón claro del mirador donde una vez me enamoré. Una vez más, volveré.

Tuyo que te ama:

Andreíto

Locomotoro 03/04/06

Destino de clon. De Suprunaman

… el principio ético que debe regir frente a la biotecnología es la protección de la dignidad y la singularidad de la vida humana.

Hace 3 años estas palabras fueron profesadas por el doctor Dexter antes del suceso fatal, la ballesta del coche en el que viajaba el pequeño Dexter se rompió lo que provocó un aparatoso accidente, Junior era un cándido niño de nueve años que se debatía entre la vida y la muerte, la única solución era un transplante tan complicado que la única forma de realizarlo era ayudándose de un clon, un niño con idénticas condiciones sanguíneas y físicas con las cuales poder recomponer el maltrecho cuerpo.

De camino al mirador, donde estaba ubicado el laboratorio de Dexter, este reflexionaba sobre el triste destino de aquellos embriones que cultivaba violando el código ético que años antes había defendido tan fervientemente.

La visión era espeluznante, un embrión asexuado manipulado genéticamente, probablemente ni tuviera alma todavía, lo mismo daba, pues su existencia en este mundo no iba a ser más que la medicina que salvaría la vida de Junior, aquel engendro nunca tendría la oportunidad de ser un adulto, ni siquiera de ser un niño. Su código genético reposaría para siempre en un DVD en un cajón del secreter cerrado con llave, por si acaso lo volvía a necesitar.

Suprunaman 02/04/06

Supervivencia. De Monelle

Agazapada junto a la entrada, le vio doblar la esquina de su casa. Pasaba de la media noche y la lluvia mojaba a intervalos su cuerpo. Confiaba en su buena voluntad.
Sintió cómo sus manos cálidas la ayudaban a alzarse y cómo le enjugaban el rostro.
Con un tono cándido y dulce, la invitó a entrar.
Debía seguir con la pantomima, simular su indefensión para conseguir lo que buscaba.
La calidez de la manta con la que abrigó su cuerpo contrastaba con su piel habitualmente fría. Se recogió en un sillón mientras él le hablaba, la interrogaba.
Sin contestar, ella le miraba de soslayo con la tristeza permanente en su rostro para conseguir el ansiado acercamiento.
La inocencia de sus actos contrastaba con una idea preconcebida sobre él. Se lo había imaginado como a la mayoría de los hombres: lascivo, aprovechado e incluso cruel. Pero no era así.
Sintió por vez primera la compasión. Le hubiera gustado equivocarse, pero ahora ya no podía retroceder. Debía concluir su trabajo.
Se levantó del asiento en dirección al secreter situado cerca de la puerta. Lo abrió con toda confianza y después de realizar unos dibujos extraños sobre un papel, comenzó a escribir junto a ellos en un idioma desconocido, que impregnaban sus actos de un mayor misterio.

¿Quién eres? Y ¿qué buscas de mí? —Todos aquellos enigmas hacían que le titubeara la voz. Una lágrima recorrió su rostro desencajado.

Las palabras escritas se convirtieron en una invocación por la que logró la aparición brumosa de una pequeña ballesta que de inmediato asió entre sus manos.
Ahora era él quien se acurrucaba.
Se despojó de su abrigo dejando al descubierto un cuerpo tan gélido como etéreo. La temperatura bajaba con cada uno de sus pasos.
Sintió cómo sus manos frías lo elevaban y cómo el congelado tacto le rozaba el rostro.
La voz susurrante sonó asexuada. Ambigua.

- No es mi intención hacerte daño, pero no puedo detenerme. Discúlpame.

Lo atrapó fuertemente del brazo.
El miedo arrebató su vida.
Con certera destreza logró atrapar el alma huidiza con un único disparo.

Desde el mirador parecía que la calle se hallaba tranquila, la lluvia había cesado ya, y la luna asomaba por entre las nubes que cortaban a su paso la visión de un cielo centelleante y claro, acompañando el momento en el que devoraba a su presa.

Monelle/CRSignes 30/03/06

Metamorfosis de una amiga. De Belfas

Pasó la melancólica tarde otoñal, y dio paso a una noche estrella, donde cientos de estrellas y luceros competían por radiar su luz inagotable. Un viento frió del mar, intermitente y cortante como dagas afiladas, trazaba líneas invisibles sobre el rostro de la menuda y cándida Xaloc. Desde su mirador, de pie frente a la orilla del Mar, lo que consideraba su alcázar inexpugnable, impregnada con un olor a temor y ansiedad, contemplaba con entusiasmo, pequeños barcos de pescadores, buques de guerra provistos de pequeñas ballestas en busca de batallas inciertas, faroles intentando herir a la oscuridad de la noche, llenaban el insólito paisaje.
Pasaron horas y... de pronto se rompió el hechizo de la noche, el espíritu cambio de nombre y el alma de Xaloc pasó fugaz a transformarse en la sirena Crysstal hada del viento y sirena del mar, como si Cupido en un alarde de fantasía y destreza hubiese clavado en el corazón asexuado la flecha de la transformación.
El horizonte se tornó rojo, miles de rayos dorados hicieron su aparición, salidas del secreter del sol flechas doradas de fuego que venían a ganar la gran batalla al mundo, iluminándolo de colorido. Absorta Crysstal su frágil rostro iluminado, el mar agitaba sus alas blancas, levantó las manos para recibir al día, sus manos se tornaron blancas cuando un haz de esperanza se adueño de ellas, en ese momento se dio cuenta que su vida había cambiado. Amanecía...

Belfas 29/03/06

El tesoro de la ciudad prohibida. De Suprunaman

Justo en el centro del cielo hay una Constelación de color púrpura que nunca se mueve, allí es donde habita el Emperador Celestial.
En la Tierra, inaccesible a sus súbditos, se encuentra el hogar del hijo del cielo, en su ciudad, “La Ciudad Prohibida”, guarda grandes riquezas y preciosos tesoros.
Vigilada está la entrada por dos colosos asexuados, nacidos de la roca viva de un volcán, no tienen alma pues el fuego les quemó las entrañas, su sino es custodiar el erario, el equilibrio del mundo depende de ello.
Cuando llegues al mirador, corre cuanto puedas pues la candida imagen es engañosa, de las verdes espesuras de los valles y de los violáceos cielos mil arqueros con sus ballestas dispararán una lluvia de flechas, sus puntas son de diamante y esto es lo más cerca que podrás estar del preciado tesoro.
A lo lejos está el luminoso palacio cuyas paredes retienen los elementos, una sala atesora el brío de los mares, otra el intenso sol, una tercera censura los vientos, otra administra la paz y el amor.
Eddy abrió el cajón del secreter y sacó una moneda tan dorada como un rayo de luz, indudablemente pertenecía al tesoro del emperador Kao-Tsung, alguien había conseguido salir vivo de la Ciudad Prohibida llevándose el oro y dejando a su libre albedrío la naturaleza desenfrenada, nuestro mundo se tambaleaba, la capa de ozono se desintegraba, los casquetes polares se derretían y el desierto infernal avanzaba con paso firme, este era el principio del fin.

Suprunaman 29/03/06

La Duquesa de la Muerte. De Mon

En realidad no dejo de pensar en ella, los hierros aprietan mis carnes cansadas, las vetas de mis músculos exhuman ácido láctico, me siento asexuado, sin libido, machacado por la última batalla.
Éramos cuatro vigías de la guardia real, los hombres mejor preparados, doctos en el arte de la guerra y cultos caballeros de noble ascendencia. Mi padre fue comandante del primer regimiento de curaissiers de Avignon, un hombre muy respetado, hoy ya sin alma, esparcida ésta por los jardines de Montpellier.
Hoy retorno a mi oscura habitación alumbrada tan solo por la tenue luz de una vela. Las paredes conservan el tacto y el granate de la tela florentina, iluminada por primera vez desde que marché. Mi viejo secreter se muestra ante mi ansioso, desesperado. Cierro los ojos y me adelanto al aroma que percibiré cuando abra la consola, sus cajoncitos de marquetería, las plumas dormidas en el tiempo.
“Querida duquesa, han pasado 6 años desde que usted pronunció desde su mirador en el palacio de Blassem las claves que me otorgaron los máximos privilegios en la misión. Solo le escribo para agradecer el soporte que recibí desde Paris y ofrecerle la honra de mis honorables caballeros que lucharon hasta morir.
Sin otro menester, quedo a sus pies y reverencio su persona excelentísima”

En mi quedarán clavados como flechas disparadas por ballestas los recuerdos de una causa, el dolor de la ausencia, el suplicio de la muerte horrible y cándida en sus estertores. El horror y el bramar de una batalla que nunca debió existir…

Vuelven los soldados exhaustos, con las cabezas bajas, los mosquetones y las picas sobre el hombro, aun con la victoria final.

Mon 28/03/06

El sexo de los ángeles. De Aquarella

En el mirador, abstraída, la vista se explaya en un horizonte que apenas percibo, mis ojos siguen atrapados en el vacío. Buceo en la memoria buscando una explicación. ¿Cómo pudo ocurrir? Empezó por casualidad, si es que la casualidad existe; tal vez se tratara de una broma del destino. Una página de poesía, una forma de escribir especial que me atrajo desde el principio, y el inicio de una amistad literaria que, poco a poco, se fue convirtiendo en algo más.

Era fascinante sentir un alma gemela, un corazón sensible tan cándido como el mío; la complicidad surgió de forma espontánea. Los comentarios poéticos dieron paso a las confidencias, una confianza difícil de explicar fue instalándose entre dos personas que, por unanimidad, acordaron que la suya sería una relación “epistolar”. Nada de teléfonos, nada de fotos, nada de citas, nada que no fuera palabras en la pantalla. Pero esas letras negras sobre blanco fueron cobrando vida, las emociones las empapaban. Adquirieron cualidad de tacto y el aspecto literario fue quedando en un segundo plano. La unanimidad del pacto empezó a resquebrajarse.

Un viaje de trabajo a mi ciudad fue la excusa perfecta, la curiosidad pudo más que la prudencia y me deje convencer para que nos conociéramos. Sentada en la cafetería esperaba impaciente su llegada. La única seña de identidad era un libro que habíamos acordado llevar ambos “El Misterio de las Coincidencias”, desde la ventana estudiaba a cualquier hombre que llevara un libro. Distraída como estaba me sobresaltó una voz femenina - ¿Amelia? – Miraba a la mujer que me hablaba intentado recordar de qué la conocía, no me sonaba su cara… hasta que mis ojos se detuvieron en el libro que, con la portada bien a la vista, llevaba en la mano.

No daba crédito a lo que estaba pasando, estaba confusa… aún lo sigo estando. La flecha de una ballesta lanzada al corazón no me hubiera hecho tanto daño. ¿Una mujer? ¡Me había enamorado de una mujer! Ni se me había ocurrido pensarlo, la magia que nos unía se evaporaba… me sentí engañada. De la larga conversación que mantuvimos sólo recuerdo una frase “No seas tan cuadriculada, el amor es asexuado” eso… y sus lágrimas.

El sonido del teléfono me devuelve a la realidad, es mi marido. Antes de salir cierro el secreter, como si se pudiera guardar bajo llave la confusión, junto a poemas, cartas y sentimientos.

Aquarella 28/03/06

Musa. De Locomotoro

Tras unos minutos, levantó el lápiz del papel y descubrió el miedo de saber que ahí no había aún nada. Tembloroso ante la escasez de ideas, abrió uno de los cajones del secreter y sacó una caja de madera en la que guardaba su vieja pipa junto a una petaca de cuero que contenía el tabaco.
Fue después al mueble bar y volvió con una botella de cognac de doce años. Con todos estos artilugios abrió la pesada cortina del mirador, se acomodó en una de las butacas de la pequeña estancia y limpió lenta, tranquilamente el alquitrán reseco de la pipa. Entonces, mirando hacia el exterior, encendió la pipa y una bocanada de humo bañó el espacio alrededor suyo.
El alma cándida, asexuada del aroma de este hizo que su espíritu se apaciguara. Encontró lentamente en el espacio todos y cada uno de los elementos que componían la obra. Ahora solo le quedaba representarla. Disfrutó por unos instantes de la mezcla de aromas, del sabor del licor en la boca, mientras ella, aunque aparentemente ausente, llenaba su cabeza de besos y acariciaba sus latidos.
Se levantó de su lado y le llevó de la mano hacia la mesa de estudio donde hizo que tomara de nuevo el lápiz. No lo abandonó, se quedó ahí con él para contemplar como todas las ideas se disparaban sobre el papel al ritmo frenético de una ballesta.
Cada trazo quedó en su sitio, cada idea, cada sueño que encontró su lugar. Entonces miró a su lado y absorto, vio que allí no había nadie, aunque ella.... jamás lo había abandonado.

Locomotoro 28/03/06

Unidos para siempre. De Extasiada

Un año más, la tarta en la nevera, la cena preparada y una inmensa soledad que inunda todos los poros de mi cuerpo.
Rebusco en el fondo de mi alma un recuerdo que dibuje en mi rostro un atisbo de felicidad, pero una vez más, los recuerdos se cierran ante mí como una dolorosa ballesta, y como cada año empiezan a aflorar los sentimientos vertiendo hasta la ultima gota que ya creí exudada el año anterior, pero que año tras año se renuevan con mayor intensidad.
¿Dónde está aquel cándido pensamiento que un día escribí con toda la ilusión de la que una persona es capaz? Miro en mi secreter, busco en los cajoncitos más pequeños, y entre los papeles olvidados de años atrás.

Lo encontré, en el reverso de la postal del mirador donde nos conocimos, allí, un corazón pleno de alegría escribió unas palabras que nunca olvidaría y que apenas recuerdo con exactitud, no sé si darle la vuelta, lentamente voy volteando la tarjeta deseosa y temerosa de no poder soportar el recuerdo de lo sentido y olvidado, en cada esquina dos corazones se entrelazan encerrando en el centro un mensaje.
Mis ojos recorren las letras emborronadas por las lágrimas que no cesan.

UNIDOS PARA SIEMPRE, HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE

Apenas dos años transcurrió hasta nuestra separación, desde entonces sigo celebrando ese día, no como el último de nuestras vidas, sino como el primero de nuestro compromiso, ¿creías que me iba a olvidar de ti? Eso sería imposible, un frío mármol no es suficiente para congelar nuestro amor, solo espero que llegue pronto el día en que me llegue la hora de estar a tu lado y poder así con un abrazo de nuestras almas, poder vivir eternamente juntos hasta que la vida nos vuelva a dar unos cuerpos con los que podernos amar.

Extasiada 27/03/06

La primera palabra. De Locomotoro

Y entonces.... como casi olvidado, surgió de la nada. Antes de iniciar un paso, miró de reojo al infinito y este le dedicó un guiño desde todas las entrañas del destiempo, para tatuar la primera letra en su alma. Agachó la cabeza y se detuvo un instante para pensar, cavilar esa primera frase y atreverse a mirar a los ojos a sus semejantes.
Amortiguó sus sentidos en una ballesta de absurdas ideas y entonces, cándido, tranquilo levantó suavemente la tapa del secreter.
Sintió en sus dedos la caricia del polvo que posaba desde hacía tiempo sobre el taco de papeles escritos, sus ojos se deslizaron hacia la primera hoja y descubrió con cierta sorpresa que las palabras, ya estaban escritas.
Con cierto desconcierto, dirigió sus pasos lentamente hacia la cristalera del mirador, donde los rayos de luz daban color y vida a cualquier naturaleza.
Entonces, armándose de coraje, interpuso la primera hoja entre él y sus semejantes. Afinó la vista con desprecio, de una manera indefinida, asexuada, hacia una letra grande, mayúscula. Carraspeó por un segundo y comenzó a leer en voz alta -Érase una vez...-. Y en aquella obscura sala, donde vivía mucha gente sola, todos se detuvieron para hacer algo juntos (escuchar). Y... que yo recuerde; fué aquella... la mejor vez de todas.

Locomotoro. 27/03/06

Palabras para el "Contemos cuentos 4"

ALMA

ASEXUADO-A

BALLESTA

CÁNDIDO

MIRADOR-RA

SECRETER

Comenzábamos el cuarto a finales de marzo de 2006, y puesto que las dos semanas de duración de cada uno de los juegos daba para más, al finalizar la primera semana, se propuso añadir a las normas ya conocidas y las palabras, un elemento cambiante que en esta primera ocasión consistió en realizar los textos a modo de carta. En total se realizaron 21 relatos con la magia de las anteriores ocasiones y la firma de los ya aparecidos hasta ahora, y alguna nueva incorporación.

Neobautismo. De Aleisterdeleden

“El cielo es el yin y el yang, lo frío y lo caliente,
El orden en el que se suceden las estaciones.
El ir a su favor o en su contra, de ello depende
La victoria militar.”
(SUN TZU)

Al lo veía como si aconteciera en ese mismo instante, él sostenía por el pezón un higo mientras la muchacha, jadeante por los escarceos amatorios, intentaba morderlo. Abrió la puerta de la tienda y ocurrió: Algo sin estructura aparente, de forma esférica y brillo fosfórico se coló allí, deteniéndose sobre las otras dos ocupantes. Buscó la cámara fotográfica mientras le ordenaba que cerrara la tienda, intentando atrapar aquel ser que, alargándose, salió sin que nada ni nadie pudieran impedirlo. No tuvieron tiempo para el desánimo, pues inmediatamente comenzaron a ver unas imágenes que de no haber comentado en vivo no hubieran creído. Al supo de su pronta muerte y ella de su responsabilidad en la misma, pese a todo se hundieron en un sueño polivalente no exento de visiones repletas de sensualidad, debían descansar ya que temprano saldrían buscando agua y no en el pilón de la fuente.
Amanecieron caminando por un seco cauce que no gustaría a una japuta, por un camino de horas. Él buscaba una estrategia, no le apetecía morir. Ya sin ideas, la naturaleza le brindó la salida, allí estaba, en medio de aquel desierto, un vergel de aguas diamantinas. Pese al cansancio, los cuatro corrieron hacia el lugar, el agua brotaba de la nada formando unas pozas, de singular hermosura, en las que su compañera de sueños fue a caer…
Solución: se mojaba, rescataba a la dama y salía con ella y rebautizado como Alter: su yo más instintivo, poderoso e incontrolado. No iba a durar mucho, esta parte moriría y su desaparición le iba a dejar sin fuerzas mágicas, pero sobreviviría su yo intelectivo.
La repentina liberación de Alter provocó de todo: lluvia, truenos, granizo, viento, una tormenta que les ayudó a conocer mejor el pueblo. A la luz de relámpagos vieron las extrañas formas y figuras pintadas sobre las paredes en un tono casi sangrante. Avivó fenómenos inauditos en el interior de una casa tapiada, en la que comenzaron a escucharse golpes sobre el embaldosado mientras leían un pentáculo imposible dibujado en la pared. Y acabó provocando su marcha precipitada ante las fantasmales voces que les invitaban a salir de allí… hacia la noche.

Aleister del eden 24/03/06

Una cena más. De Monelle

Arrancó la manzana por el pezón y comenzó a devorarla.
Paseaba todos los días siguiendo la misma ruta. Después de las tareas domésticas, se regalaba unas largas caminatas que le ayudaban a salir del tedio diario.
Se había casado joven. Cuando niña sus padres no lo habían tenido nada fácil. El cambio constante de ciudad, de colegio, de hogar,... forjó un desencanto, en las relaciones familiares, que dieron al traste con todas las ilusiones y sueños.
Y ahora era ella la que se enfrentaba a una crisis. El día se convertía en una amarga sucesión de horas solitarias en las que no encontraba descanso y, la noche, quedaba para el reposo sin aportar ninguna cosa más.
Aquella manzana, representaba de alguna forma su vida. Por fuera, de cara al exterior, la dulzura se dejaba intuir, ningún golpe era visible, estaba intacta; parecía que guardaba aún toda la frescura del fruto recién cogido del árbol; pero por dentro escondía tal vez algún elemento que podía dañarla. Sabía que si algo funcionaba mal se gestaría en el interior de su estructura. Es por ello que, en aquel momento, cuando sus manos aún sostenían el corazón de aquella fruta, la apretó fuertemente con la mano, y se dijo para sí que lo protegería. Las buenas simientes —continuó— se encuentran dentro, y de ellos dependía que germinaran o no.
Regresó a casa con el convencimiento de que gracias al pensamiento polivalente que le proporcionaron sus experiencias ya vividas, sería capaz de atajar los problemas actuales.
Aquella misma noche lo hablaría con su esposo durante la cena.
Fue al mercado, y en la pescadería consiguió un hermoso ejemplar de japuta con el que confeccionar el plato principal de un menú expresamente ideado para complacerse, para regalarse un tiempo precioso, justamente de aquellos que casi nunca sabían aprovechar y que comprendió era de vital importancia para una mejor convivencia.
Con ajo, perejil, un poco de pan frito, unas almendras, pimentón dulce y vino blanco, preparó en el pilón una majada con la que enriquecer el ya de por sí gustoso manjar.
Cuando por la noche sintió las llaves en la puerta se abalanzó hasta ella, y sin dar tregua a su enamorado, le besó.
Aquella noche, el embaldosado suelo del salón les sirvió de improvisado lecho.

Monelle/CRSignes 23/03/06

Un hogar dónde siempre encontré paz. De Belfas

Como cada mañana Carmelo se dispone a realizar su tarea, encender la lumbre para que cuando Isabel se levante encuentre la habitación cálida. Una casa con una estructura ancestral que cobija cientos de recuerdos (ocho hijos viviendo entre esas paredes dan para mucho).
El tiempo ha dejado que sus menesteres sean simples y sencillos, aun así, Carmelo se siente útil y realizado. Un hombre campechano y polivalente que a lo largo de su vida, siempre estuvo bien considerado por su intachable trayectoria.
Después se dirige presto al corral, se encuentra con sus gallinas y conejos, cuando advierten su presencia, se arrojan a sus pies para que les mime y les alimente. Les rellena el pilón de agua y tras coquetear con ellos, se marcha en busca de blanquita, una joven cabra traviesa que solamente a él obedece. Toma la vasija de barro y se dispone a ordeñarla, humedece sus pezones con suavidad y, con habilidad dirige el chorro de la leche al fondo del cuenco.
Isabel esta en plena faena, esta preparando el puchero, hoy comerán potaje. Patatas, judías, un chorizo y una morcilla caseros son los ingredientes.
Isabel sobre el suelo embaldosado coloca en riguroso orden todos los componentes esperando el momento apropiado.
Carmelo regresa con el recipiente de la leche, la hierve y prepara el desayuno. Coquetean, sonríen y charlan mientras desayunan.
El ruido de la puerta de la calle les anuncia que alguien viene, se levantan, conocen esa forma de llamar, sus viejos corazones se aceleran de felicidad. Abren la puerta y sonriente les aguarda su nieto favorito. La agitación les embarga, un cálido abrazo provoca en los azules ojos de la sensible Isabel lágrimas de emoción.
Pasan al interior de la casa y se encuentran que, blanquita se esta comiendo las patatas.
Carmelo le grita ¡valiente japuta! Y emprende una carrera tras ella sin conseguir alcanzarla, ríen los tres juntos, mas tarde se sientan alrededor de la lumbre y emprenden una agradable conversación que dura hasta la hora de comer. Carmelo Narra incansable historia tras historia mientras su nieto e Isabel permanecen atentos al desenlace. La paz se hace un hueco en tan humilde hogar.

Belfas 21/03/06

La petición. De Naza

Hace diez años que abandoné esta ciudad con el propósito de no regresar nunca más. Diez años después me hallo en el interior de un autobús que, en otro tiempo tanto había utilizado para verla a ella.

Yo la conocí el último, pero me situé el primero en su corazón. Aquello fue un amor a primera vista, ella era muy enamoradiza, y el primer puesto era difícil de mantener. Pero ahí estábamos, polivalentes, pujando por ella tanto Fernando como yo

Los dos admitimos ser rivales dignos y luchar por ella en buena lid, lo que no aceptábamos era incursiones externas de terceras personas, o para ser más exactos de otros pretendientes.

La protegíamos y a ella le satisfacía y los años pasaron, dejamos la adolescencia y tuvo que decidir; tenía edad de elegir y como el lector es sabio enseguida sabrá la decisión de ella. Fue en un bar donde una pareja de enamorados firmaba una alianza de futuro con un beso que no me apeteció presenciar.

Recuerdo aquella tarde, Fernando no había llegado, los dos paseábamos por una calle encajonada entre paredes encaladas hasta el suelo, macetas con geranios reventones colgaban de los laterales y el suelo irregularmente embaldosado. Ella estaba silenciosa, caminamos hasta el estanque, allí los peces hacían lo que sabían hacer a la perfección; nadar. A mi me gustaba hacerla reír, siempre que acudíamos al estanque intentaba adivinar qué peces eran aquellos. Recuerdo que dije; -japutas, algo tan gracioso, al menos para mi, y no conseguí arrancar una sonrisa de su rostro. Me senté en el borde del pilón mientras ella se alejaba. No hablamos en lo que duró la tarde, pero me lo dijo todo con su mirada. Arranqué una rama hasta dejarla sólo con el pezón, la misma rama que hoy porto en la solapa de mi chaqueta.

A partir de ahí abandoné la ciudad. La versión oficial fue una oferta de empleo que no podía rechazar, la otra; un corazón roto por la mitad que necesitaba soldarse lejos de ella.

Estructuré mi vida para que no se notara que mi insomnio era perenne y que la necesitaba a pesar del tiempo transcurrido.

Hace una semana me llamó, me dijo –necesito verte, por favor.

Sólo tenía que pedirlo.

Naza 18/03/06

Cazador cazado. De Belfas

Estaba sentado junto a la chimenea, un cigarro prendía de sus dedos y, el ambiente estaba impregnado de un fuerte olor a rancio.
Elevó su brazo con parsimonia y tras dar una calada al cigarrillo, lo arrojó al pilón que se encontraba en una esquina de la habitación. Se sentía seguro, como un cazador esperando a su presa.
La muchacha estaba nerviosa, había acudido allí en busca de trabajo. Era una chica polivalente que buscaba una oportunidad para ganar dinero y enviarlo a su familia donde la subsistencia era todo un reto.
Después de mirarla de arriba abajo comiéndosela con la mirada, le espetó sin contemplaciones.

¡Desnúdate a ver que escondes bajo ese vestido!

Ella quedó aturdida por tanta rotundidad. No sabia que hacer, un estado cataléptico la hizo presa, él se aproximó y de un tirón rasgó la estructura del vestido bajando el sujetador y dejando uno de los pezones al descubierto. La muchacha intentó taparse con la tela del vestido rasgado tomándola entre sus manos.
Volvió a arremeter contra la muchacha y en el intento ella cayó al suelo embaldosado de mármol ennegrecido por el paso de los años. Una vez allí se abalanzó sobre la chica, le arrancó con virulencia toda la ropa y comenzó la lucha. Ella resistió hasta agotar todas sus energías en una pelea desigual.
Al final cedió y él consiguió su objetivo. Las manos de la muchacha emprendieron una búsqueda que dio su fruto cuando entre las ropas del hombre hallaron una pistola.
La asió con fuerza y la dirigió a la cabeza de su violador, al sentir el frío cañón sobre su cabeza, quedó petrificado y comenzó a suplicarle perdón.
Se levantaron de aquel frío suelo sin dejar de apuntar con el arma a la frente del pervertido, cuando estaban de pie, él, intentó hacerse con el arma, una detonación, un agujero en la cabeza del abusador y una última frase antes de dar con sus huesos en el suelo.

¡Maldita japuta!

Belfas 17/03/06

Marketing. De Monelle

Los chirridos de su carrito la precedían. Marisa llegó temprano, antes incluso de que se levantara la niebla y que el sol asomara por el horizonte.
Era precisamente a esa hora cuando se conseguían las mejores mercancías.
Pero aquel no había sido un buen día de faena. Pocas cajas se repartían por el suelo embaldosado de la lonja. Es por ello, que la lucha por conseguir el mejor pescado fue reñida. La polivalencia de precios iba oscilando y era como siempre sólo comprensible para aquellos asiduos expertos a ese tipo de subasta.
Se tuvo que conformar, tan sólo, con dos cajas de sardina y una de palometa.
Salió de la sólida estructura de aquel edificio, con su carga bien sujeta por un cabo cuyo pezón se aseguró muy bien en estirar.
Cruzó la ciudad arrastrando su puesto de venta ambulante, dispuesta a conseguir deshacerse de toda la carga, y llenar su bolsa.

- ¡Sardina! ¡Sardina fresca! ¡Venga chicas salid! ¡Lo llevo todos tan fresco que me salta del carro! ¡Sardina! ¡Palometa! ¡Palometa más que fresca!

En no menos de una hora logró bajar el peso de su carga, la bolsa sonaba a buenas ventas, y en su cara se dibujó una sonrisa pues pronto podría regresar a casa para descansar.
En ello estaba, cuando se dio cuenta de que aún le quedaba intacta la caja de palometa, tenía que hacer algo para venderla.
Subida a un pilón de la plaza de la iglesia, aguardó pacientemente a que se concluyera la misa. Entonces gritó:

- ¡Japutas! ¡Sois las más grandes japutas que he visto! A gusto os tiraría a la sartén. ¡Frescas! ¡Sois las más frescas japutas que me he encontrado jamás!

El revuelo que se formó fue en aumento. Las voces que se levantaron en contra de semejantes improperios, no se hicieron esperar. Fue tal la algarabía que el cura salió espantado de la sacristía para ver lo que sucedía.
Justo a tiempo, pues impidió que Marisa fuese golpeada por la masa enfurecida.
La llevó hasta el interior de la iglesia y allí logró comprenderlo.
Al momento salieron para explicar que todo había sido fruto de una confusión.
Pobre Marisa, un poco más y pierde la cabeza. Y todo porque desconocía que nadie sabía que la palometa recibía también el nombre de “japuta”. ¿O si que lo sabía, y por eso decidió gastar para intentar deshacerse de ellas, un método agresivo de venta?

Monelle/CRSignes 160306

Vivir en la sombra. De Suprunaman

Tiene tu misma cara, te tiene envidia, pues él está preso en un palacio de cristal, es como el pezón de una manzana, el nexo entre dos mundos paralelos, eres tú pero invertido, ha tenido la mala suerte de ser tu imagen, no tiene estructura ósea, es sólo un espectro, te mira fijamente a los ojos y un escalofrío recorre tu cuerpo, bajas la vista y miras el embaldosado y te das cuenta de que aún tienes los pies en el suelo, pero él no aparta los ojos de ti y tú los sientes, apagas la luz y se desvanece pero no del todo, te sigue a donde tu vayas, es polivalente, pues también es tu sombra, te sigue de cerca, al pasar por un pilón o por una puerta oscura su espectro se deforma, se rompe pero no puede morir, tú sí. El día que tu mueras él será el único superviviente, él es el más fuerte aun siendo etéreo, se mueve más rápido que una japuta en su medio acuoso, cuando tu mueras él saldrá del espejo y se convertirá en algo nuevo, tú sólo serás huesos y carne putrefacta, él será libre, habrán acabado sus años de cautiverio, de aguantar tus comentarios soeces, tus peinados ridículos, tus posturitas estúpidas; acércate más a mi, acércate más al espejo, sus ojos están rojos de rabia y alza los brazos hacia ti como queriéndote coger el cuello, muérete ya.

Shssssssssssss se hace el silencio una luz centelleante crepita hacia lo alto, mientras un cuerpo yace en el piso.

Suprunaman 15/03/06

Una de brujas. De Mon

Estaba sentada sobre el embaldosado con su trasero desnudo y su alma compungida, la llevaban a quemar.
La historia se repite una y otra vez, la misma plaza, los mismos asistentes, las mismas voces. Gritos y chácharas se amontonan alrededor del pilón donde la bruja va a redimir su alma.
Ocurrió en una aldea al norte de Francia. Algunos cuentan que fue descubierta junto con sus compañeras lésbicas alrededor de un profundo y oscuro caldero, recitando conjuros entre risas histéricas y bailando con sus pezones apuntando al viento. Ritual prohibido y perseguido hasta la saciedad por esa sociedad polivalente, estructuralmente descompensada.
Llegó la hora, sus cabellos estaban enredados por el viento y amontonados por el pegajoso polvo que levantaba la muchedumbre al caminar a su alrededor. Querían observarla hasta el último instante antes de arder, insistían en revisar su mirada, beber de su miedo.
Entre el publico había muchas candidatas al auto de Fe y alguna que otra "japuta" que esputaba directamente a los labios de la endemoniada. Pronto su alma sería libre despojando sus harapos al son del fuego.
Al día siguiente un ascendente y liviano humo negruzco ascendía lentamente abriéndose paso entre los barrotes de la torre del homenaje, cuentan los más viejos del lugar que el humo se convirtió en el látigo más terrible que habían visto jamás. Todavía algunas noches de invierno se oye el estruendo del tétrico flagelar de aquellos que nunca descansarán en paz.

Mon 14/03/06

Radiaciones Mega. De Mon

Denver (Colorado) 11:44 h.

La cámara de seguridad del centro de estudios paranormales de la ciudad de Denver se había activado comenzando a emitir más pronto que de costumbre. El Mayor Davenport había pasado toda la noche en vela pensando en las últimas noticias que le habían llegado por teletipo la noche anterior.
Sus pasos se dirigían recelosos sobre el pulido embaldosado de mármol que le conducían a su pequeña y abarrotada oficina.
John, así se llamaba el Mayor, era una persona polivalente, consiguió la licenciatura en medicina a los 25 años y continuó sus estudios de física, química y astrología. Su principal afición era la pesca selectiva del Brama, brama (Japuta) los veranos que pasaba con su familia en un lugar no desvelado del Mediterráneo.
Tras voltear 3 veces la llave de seguridad que le permitía acceder al reconocimiento ocular, accedió a su lugar de trabajo e investigación. Su monitor estaba encendido y eso es algo que por protocolo resultaba imposible ya que al abandonar la oficina y por seguridad, quedaba desactivado el flujo eléctrico para evitar intrusiones a través de las redes informáticas.
John estaba nervioso, se percató de la existencia de un mensaje en la pantalla de su ordenador. Con las manos temblorosas cogió una manzana que olvidó el día anterior, la comenzó a devorar asida por el liviano pezón que la sostenía para mitigar en medida de lo posible su impaciente intriga.
El mensaje le conminaba a viajar a Egipto, más tarde lograría revelar la identidad del remitente, un antiguo alumno de la facultad de física que abandonó la carrera para dedicarse a las telecomunicaciones en la especialidad de encriptación de datos. No tenia ninguna duda, era Monty B. uno de sus aventajados discípulos en el master sobre radiaciones Mega, una forma de captar mensajes provenientes del pasado utilizando técnicas de resonancia aplicadas a las piedras, principalmente de las pirámides.

Aeropuerto de El Cairo 20:59 h.
“Querido profesor John, ¡cuanto tiempo desde la última conferencia!” pronunció Monty en voz baja. Tengo que acompañarle a la pirámide de Jizé, hemos encontrado un pilón en forma de concha cuya forma peculiar nos está revelando todas las piezas que no nos encajaban en la historia, concretamente todas las técnicas empleadas en la construcción de estas estructuras.
Sé quien, como y porqué construyó este lugar atiborrado de energía. La humanidad entera se estremecerá cuando lo revele.

Mon 13/03/06

Dinero sucio. De Suprunaman

El muy cabrón era un bestia, le había atado al pilón y le golpeaba sin tregua como si de un saco de boxeo se tratara, esto sólo era el aperitivo pues todavía no le había preguntado por el dinero y su rostro ya parecía una hamburguesa.
En la penumbra de la habitación estaba el jefe, observando en silencio con su cara de japuta.
Aitor Alobasto, este era el nombre del matón, por lo que había oído era un carnicero.

Aitor:¿Es cierto que eres un tipo duro? —Dijo, y sacando su navaja del bolsillo le dice —Te lo preguntaré una vez, luego te cortaré un pezón, voy en serio, ¿dónde esta el dinero que robaste?

Es duro, así que le esputa su saliva sangrienta en la cara, aprieta los dientes, ya sabe que va ahora, siente como la navaja penetra en su muslo derecho, de donde empieza a resbalar el fluido carmesí.

Aitor:¿Valiente o inconsciente? —Le pellizca el pezón y se dispone a cortar.
Mariconi: — ¡Para Aitor! No queremos matarlo, aún no.

Aitor se limpia con una toalla que pringa de sangre, mientras el Sr. Mariconi se acerca a Joan.

¿Qué tengo que hacer contigo? Sabes que en una estructura como la nuestra no podemos permitir este tipo de actuaciones, pondría en entredicho mi autoridad; —aburre con su monólogo —me enorgullecía tenerte conmigo, eras polivalente, mi hombre más completo. —El embaldosado está rojo, la sangre lo recubre, se le cierran los ojos y se desmaya.

Siente frescor en la cara, despacio abre los ojos, está tumbado en el suelo, le duele todo el cuerpo, no es de extrañar después de la ensalada de ostias que le han caído; está en una habitación oscura, la única luz que distingue es la que pasa por la rendija inferior de la puerta, fuera escucha voces, sin lugar a duda está en la masía de Mariconi.

Venga Joan ánimo, todavía no estas muerto, se dice, quieren el dinero.

Su vista ya se ha acostumbrado a la escasa luz, los muy idiotas ni siquiera se han molestado en atarlo, creen que ya se ha derrumbado y que pronto cantará. Joan da dos golpes en la puerta, el guarda abre a ver que ocurre y se encuentra con un puño en la nariz, lo empuja hacia dentro, fuera la ametralladora, “piernas no me falléis”, llega la hora de correr.

Suprunaman 14/03/06

Palabras para el “Contemos cuentos 3”


EMBALDOSADO

ESTRUCTURA

JAPUTA

PEZÓN

PILÓN

POLIVALENTE

Por fin habíamos llegado a las seis palabras, y las normas ya se afianzaban como continúan hasta hoy. Relatos entre 200 y 400 palabras con el título obligatorio y tema libre. Otra característica de este juego, es el ir y venir de los participantes. Un total de 10 relatos, que irán subiendo aquí uno a uno para vuestro disfrute.

Lo conseguí. De Extasiada

Tengo un gran solar en el estómago, ya me decía mi abuela que en paz descanse, que esto no era para mí, pero yo no la hice caso, yo empeñada como estaba en continuar, en hacer ver a todo el mundo que lo tenía todo bajo control pero... ¿realmente le importaba a alguien si lo dominaba o no? Ahora comprendo que no, ahora estoy segura de que lo único que les importaba a los que andaban a mi alrededor, eran ellos mismos.
Tanto énfasis ponía en demostrarles, que me olvidé que solo había una persona que realmente no se lo creía.
Este maldito temperamento mío no me dejaba reconocer mi gran error, y eso que me provocó noches enteras de insomnio en las que bien podía haberme parado a pensar un poco, pero he de reconocer que cuando aquel elixir, oscuro cual noche cerrada, se iba vertiendo en el vaso, poco me importaba si salía de botella o directamente del matraz donde se engendró, lo único que me llenaba el alma, era poder apreciar su aroma, observar su burbujeante chapoteo al ser vertido y desde ese mismo instante, poco me importaba si dañaba o no a mis seres queridos, si les hacía soportar mi retahíla de chistes malos, o de cualquier otra anécdota que mi sistema nervioso rebuscase en el baúl del recuerdo, nada me importaba si pasaba las noches en vela, desvelando en mi caminar a mi cabreado padre que no veía la forma de poder ir descansado al trabajo.
Han transcurrido cuarenta y ocho horas, veinte minutos y los segundos no me da tiempo a contarlos y escribirlos a la par, siento que algo en mí se descompone, que por dentro me voy rompiendo cual muñeca de cartón bajo un aguacero, todo mi cuerpo se revela ante la carencia de esa fabulosa bebida que tanto llenó mis días, y no puedo olvidarla, todo me lo recuerda, no hay película en la que no vea su textura, no hay bar en el que no se aprecie su aroma .
Se ha terminado, ya no deseo beberte, ya no deseo tenerte dentro de mi pero ¿que veo? Mi hermano va a caer, ¿como lo consiguió? Salgo corriendo, y llego a tiempo, de un manotazo impido que un ser inocente caiga en las redes de COCA-COLA.

Extasiada 10/03/2006

Lo necesito. De Suprunaman

Por las mañanas siempre se irrita, así es su temperamento natural hasta que toma su dosis.
Hierve el caldo como si se hubiese prendido con un rayo solar, alta se alza la llama que entra en un remolino de tintineos constantes, el fuego va perdiendo su intensidad, su énfasis.
Top, top, top, top, gota a gota se va llenando el matraz con el líquido negruzco, espeso pero liviano como una pluma que flota en un estanque.
El tipo casi está babeando cuando ve que el ansiado elixir pasa por delante de sus narices, pero no es para él, tendrá que esperar un poco más, eufórico y nervioso se levanta del taburete y dice

Manolo, necesito el carajillo ya, ya, ya.

Suprunaman 09/03/2006

Intentando ser Dios. De Monelle

Volcaba su temperamento al completo en sus obsesiones, de ahí que, aquello que no tuviera que ver con ellas, le resultara indiferente, incluso le molestara.
Cada día, encaminaba sus pasos hacia el sótano, lugar en el que tenía dispuesto su laboratorio, la catedral de sus creencias.
Dicen que, cierto día, mientras paseaba por el campo, le alcanzó un rayo. Gracias a su formación científica aquel suceso fue la base sobre la que desarrolló la teoría, que se empeñaba en demostrar con verdadero énfasis.
No le preocupaba que otros, antes que él, hubieran conseguido algún logro en la misma materia pues ninguna evidencia escrita lo corroboraba.
Se creía poseedor de las claves que le harían merecedor del éxito. Había sufrido en sus propias carnes los avatares de sus descubrimientos, y se preparaba para el experimento final que le llenaría de gloria, elevándolo hasta lo más alto de la ciencia en dónde quedaría grabado su nombre con letras de oro.

Esperó pacientemente a que todo el mundo se retirara. Sus sirvientes estaban acostumbrados a un comportamiento esquivo e impregnado de misterio. Llevaba varios días vagando de un rincón a otro, enfrascado entre manuscritos y libros, refunfuñando y sin apenas probar bocado ni dormir.
Bien de madrugada, partió a solas en dirección al solar en donde, años atrás, fuera alcanzado por el rayo para escarbar en el lugar exacto de aquel suceso.
De las entrañas de la tierra, se había propuesto rescatar el último ingrediente. Una vez con él entre sus manos regresó hasta el laboratorio para incorporarlo de inmediato a su experimento. El matraz contenía, según anotó concienzudamente en sus apuntes, la esencia vital, la sustancia madre que le proporcionaría, una vez disuelto el último ingrediente, el elixir de la vida con el que alimentar al fruto de su investigación: el primer homúnculo en la historia de la ciencia llevado a la vida.

Cuando lo encontraron tenía en el rostro un gesto de complacencia, que fue interpretado como la aceptación de su propia muerte. Las horas que trascurrieron, después de que aquello sucediera, habían servido para dar al traste con todos sus esfuerzos, es más, nadie pudo interpretar sus intenciones y todo fue destruido antes incluso de que su cuerpo fuera enterrado.
La cripta familiar fue abierta para introducir su cuerpo. Del interior de su mano, fuertemente cerrada, nadie se atrevió a arrancar un pedazo de vidrio oscurecido aún manchado de barro.

Monelle/CRSignes 05/03/2006

Aventura en el Amazonas. De Belfas

El río a medida que avanzábamos se volvía mas rebelde, las rocas que se encontraban en medio del torrente entrañaban mucho peligro.
Gustavo con una naturalidad increíble, las iba esquivando con maestría, nunca había visto a nadie con semejante temperamento.
Atravesamos unos rápidos donde el corazón se revolucionaba al mismo compás que la barca, el bosque se volvía más denso y comenzaron a emerger del interior del bosque aves exóticas. Unas paredes de granito se alzaban frente a nosotros donde el cauce estrechaba su curso.
Tras cinco horas, Gustavo dirigió la nave hacia la orilla a un pequeño solar dentro del enmarañado bosque y nos comunicó, fin del trayecto.
Llamé a Gustavo y le ofrecí una compensación si nos adentraba por las puertas del infierno, terminó por claudicar, puso énfasis al repetir que no se hacia responsable de nada ni de nadie.
Los demás un poco reticentes aceptaron y tras un breve descanso continuamos el camino después de tomar de un recipiente de vidrio semejante a un matraz, un líquido repugnante.
El paisaje era espectacular, las paredes de granito, emergían del mismo río y se alzaban majestuosas en busca de las nubes, la niebla impregnaba el húmedo ambiente, la visión se tornaba cada vez mas confusa, y el miedo hizo acto de presencia. La corriente se hacia mas vertical y la velocidad de la barca se hizo incontrolable.
Miré a Gustavo, por primera vez vi en su rostro la preocupación, él intentaba ejercer control sobre aquella endeble chalupa en una desigual lucha contra las turbulentas aguas.
Un impacto súbito y la barca dio la vuelta, quedamos a merced de la corriente.
Me agarré con fuerza a la barca y logré ponerla en posición de navegación.
Subí a ella, nadie mas consiguió embarcar de nuevo, pasaron dos horas inciertas, vaivenes y golpeteos contra las rocas, después, un remanso. Estaba sólo, cuando todo lo creí perdido vi gente en la orilla, dirigí la barca hacia allí, cuando me encontraba próximo, un grupo de mujeres apuntaron sus arcos hacia mí, me puse de pie y con los brazos en cruz intente hacerles ver que iba desarmado. Un silbido, una flecha dirigida hacia mí, un golpe seco en mi pecho, un crujido de huesos, un calor abrasador y un flujo de mi sangre sobre mi camisa, fueron los indicadores que el elixir de la vida concluía.

Belfas 04/03/2006

El principio. De Aleisterdeleden

¡Las Brigadas Paranormales! Al, no pudo reprimir una sonrisa ante los recuerdos que evocaba ese nombre, mientras se encaminaba al despejado solar que antiguamente ocupaban las eras del pueblo abandonado. En ese mismo instante recordó algo que le pareció importante: el énfasis que puso su antagonista al hablarle indicaba claramente su ascendencia satánica, más bien luciferina. Había venido a La Estrella con una idea diametralmente opuesta a la que ahora tenía. Nadie, excepto el extraño personaje que le atacó, sabía de su presencia en el lugar.
Las Brigadas habían nacido allí, todos sus miembros fueron iniciados en este lugar. Cierto es que el programa de radio había ayudado, pero fue la magia del terreno la que los había seleccionado, todos pasaron alguna prueba, definieron allí sus cualidades y forjaron su temperamento. Y él quería que murieran –mágicamente hablando- en el mismo lugar, por ello iba a enterrar sus artes en el bosque, pero no le habían dejado. Tal vez lo lamenten, pensó.
Tomó de nuevo el paquete rasgado precipitadamente al extraer de él la espada, lo acabó de abrir, sacó el resto del “uniforme” y volvió a sonreír. Sintió, nuevamente, la sangre fluyendo con ritmo de rock… ¡Volvía a la lucha! Se puso el poncho negro, decorado según la tradición revelada en los grimorios —las túnicas resultaban incómodas y de movilidad reducida—; se ciñó el cinto, al que volvió a colgar la espada; se puso la boina guerrillera con el tetragrámaton en la parte frontal, a lo Che, y finalmente tomó de la parte posterior del coche los únicos objetos que había conservado: la vara (un bastón de avellano con una calavera en la empuñadura), el cáliz y su secreto más íntimo, su elixir. Nunca nadie de la tropa había osado a preguntarle por la composición de aquel extraño mejunje que siempre llevaba en un matraz aforado. Los más allegados sabían, eso sí, que lo tomaba antes de decisiones importantes que, como comandante del grupo, se esperaban de él. La tradición venía de antiguo y era especialmente efectivo en ayunas. Tomó un trago y apreció, como tantas veces, la sabiduría que encerraban sus dos componentes: aguardiente y vino moscatel. La “barretja” siempre había tenido ese propósito para los de su raza. Ahora podía pasar a la acción.

Aleisterdeleden 02/03/2006

Chissst casi na. De elgringo

Presuntuoso y fanfarrón,...chissst casi na..., así dicen que soy, ¿no será que me tienen envidia? Pues chicos... eso debe ser...digo yo, aunque creo que simplemente he nacido para triunfar, digamos que tengo estrella,...chissst casi na..., ¿cómo diría yo?¡Un elegido! Lo dicho, he nacido para triunfar, aun recuerdo aquel día en la universidad justo enfrente del tablón de anuncios, esa aglomeración de gente, y yo acercándome lentamente como si de una ceremonia se tratara, jajajaja… Todos se apartaron al verme llegar, y allí estaba, en papel verjurado la lista de los mejores estudiantes, y por supuesto yo el primero, no podía ser de otra manera, ...chissst casi na..., en ese momento supe que mi vida iba a ser un continuo orgasmo de éxito, donde sería imposible disociar la alegría de mi cuerpo, tal vez por mi idiosincrasia o tal vez por mi temperamento, no se la causa, pero tal fue mi énfasis y mi empeño por ser el mejor que el elixir del triunfo pronto recorrió por mis venas, ...chissst casi na...

Pero ¿qué se habrán creído? En las clases del profesor Perot, mientras ellos sólo pensaban en faldas, yo me centraba en las explicaciones del profe siempre con el matraz en la mano por si era menester, de ahí el resultado al final del trimestre, ...chissst casi na... Uuffff como pasan los años, con el titulo bajo el brazo y el solar que me regalaron mis padres fundé mi primer negocio, pronto el dorado llenó mis bolsillos, luego vino mi primer mercedes, aun lo recuerdo, tapicería de cuero beige y carrocería añil metalizado,...chissst casi na... Bueno, ya solo me falta una cosa, encontrar a alguien que me quiera,...chissst casi na...

Elgringo 03/02/2006

CUADRANTE 1548. De Mon.

1:43 de la madrugada
Cuadrante 1548 / 352º Centro de la Tierra. 28 de febrero de 2167

Hoy ha amanecido con menos polvo en suspensión, a través de la gruesa capa de contaminación se pueden entrever los rojizos rayos de sol que el astro padre nos continua mandando, cada vez con menos temperamento.

Como cada fin de mes, tocaba cambio de turno, solo los afortunados pueden bajar a beber el elixir que mana en el interior de nuestro planeta y así continuar la cura de desionización, lejos de las radiaciones dañinas que dominan nuestro cielo abierto.
La pequeña barca de polipropileno se acerca poco a poco al transportador, gigantesco ingenio que traslada una pequeña cápsula para 2 personas a varios cientos de kilómetros tierra adentro. Los científicos dispusieron todo su potencial para aplicar con énfasis todos los conocimientos de ingeniería y robótica que había en la época. El lugar elegido fue la fosa de las Marianas cuya profundidad ronda los once mil metros en pleno océano.

El viaje al centro de la tierra duraba apenas unos minutos, pero las diferentes fases de descompresión obligaban a los afortunados a realizar varias etapas de aclimatación, que a modo de visita guiada aprovechaban para recorrer las inmensas cavernas de vacío que el magma solidificado había dejado millones de años atrás. Eran como bóvedas que podían contener toda una ciudad como Paris, y por suelo, un pedregoso solar.

El viaje ha terminado, en la sala de revisiones médicas y control de acceso hay una fuerte seguridad, es necesario acreditar la identidad puesto que las reservas de medicamento sintetizado son mínimas. Al fin, en la acorazada sala platino se encuentra el matraz aforado que contiene la única dosis permitida por viaje y mes, solo su ingesta devolverá a la superficie a los pocos afortunados que cuentan con tan excelso privilegio.

Mientras, arriba es un día más que se sigue confundiendo con la noche.

Comandante Mon desde la sala ZX-10 para todos los calabaceros.

Mon 28/02/2006

Elixir. De Monelle

Era el mejor ejemplo para todas aquellas gentes perdidas ante la adversidad. Poner énfasis en sus palabras, destacar sus hechos, hubiera sido un error. Faltos estaban de un redentor, alguien que consiguiera encarrilar nuevamente su camino. Pero eso era algo que no iban a consentir.
Habían tardado mucho en lograr que el desencanto y la moralidad se derrumbasen, se apartasen de aquellas gentes para someterlos mediante las premisas que les favorecían y, el resurgimiento de aquella figura, desmoronaba sus planes.
En AP-58/34, más conocido con el sobrenombre de “Rudo-5”, uno más de los satélites empleados para la explotación minera, el desánimo había llegado a extremos de difícil arreglo. Los resquemores y miedos por la constante amenaza de la pérdida de la autonomía, debido a la escasez de recursos naturales como el agua, sucumbieron en disturbios y éstos, en una desesperanzada lucha de difícil solución.
Pero los dueños de las minas habían conseguido llegar a un acuerdo, tenían en sus manos la solución y no podían dejar que se les escapara. Así que, hicieron desaparecer toda prueba de la existencia de aquel individuo que, con su temperamento, hubiera logrado incluso convencer a más de uno de ellos. El diálogo y los razonamientos vencerían a la represión, y eso no podían consentirlo, pues si cedían, ¿qué nueva concesión les aguardaba?
Si aquellos habitantes querían milagros para mantener su fe, ellos se los proporcionarían.
Sobre un solar abandonado después de años de agotador expolio, hicieron surgir, ante los incrédulos ojos de algún incauto, un manantial de cristalinas aguas que no cesó de manar hasta crear un torrente, que discurrió formando un río que fue creciendo y creciendo.
No había mejor elixir para curarlos que aquel líquido y puro elemento.
No se preguntaron nada, tal era su entusiasmo; pero bajo aquella tierra se escondía un laboratorio en el que, desde un matraz, se creaba el elemento madre sutilmente mezclado con una sustancia de efecto sedante, que consiguió calmar los ánimos de todos los insurrectos, proporcionándoles un alto grado de docilidad y sometimiento sin que se dieran cuenta.
Y así continúa la vida en aquella lejana y diminuta mota de polvo en el espacio. En espera de que, quizás nuevamente, surja alguien que levante la voz por ellos y tenga mayor suerte.

Monelle/CRSignes 28/02/2006

Actores. De Extasiada

No, no y no.

El vocabulario empleado por el director, además de escaso casi siempre soez, hacía que los actores nos sumiéramos en una angustia constante.
Soy de temperamento tranquilo, y los gritos me nublan la gran paciencia que me suele caracterizar.
Estamos ensayando un gran musical, y vamos muy atrasados, por ese motivo el director, nos exige un mayor énfasis en lo que hacemos.
Miro a mí alrededor, y veo rostros decepcionados, agotados. Expresiones de desánimo y cuerpos medio deshechos en agotamiento.
Como elixir en matraz, nos mecemos a merced de la música sin ánimo ni esperanza de que salga bien.

Van pasando los días y cuanto más nos acercamos al día del estreno, más inquietos estamos, más caídas y empujones nos damos.

No, no y no, ¿os creéis que estáis bailando en vuestra casa? Esto, más que un teatro debería ser un solar, pues parecéis patos silvestres intentando bailar.

Compungidos y agotados, paseamos por el escenario esperando a que nos den las instrucciones para empezar de nuevo, ante nuestra sorpresa, el director, cogió su maletín y se fue.
Ahora sí que estábamos despistados, no sabíamos si irnos o quedarnos, cuando empezamos a escuchar la música.
Como marionetas, dirigidas por invisibles hilos, nuestros ahora relajados cuerpos, se empezaron a mover, todos retomamos nuestras posiciones y comenzamos el baile, pro esta vez sin presiones, solo por divertirnos, como niños pequeños en el patio del colegio, unas tras otras todas las escenas se fueron realizando con la mayor de las solturas.
Tras una hora sin descanso, la música terminó, todos nos quedamos paralizados, con nuestra respiración entrecortada, mirándonos de reojo sin saber muy bien que hacer , cuando de la cabina de los músicos un sonoro aplauso llegó a nosotros y una voz por todos ya conocida se esparció por la sala.

No, no, y no. No dejéis de portaros como lo que sois, unos grandes actores y todo saldrá como ahora. PERFECTO

Extasiada 28/02/2006

El membrillo. De elgringo

Estúpido, tonto, cobarde, “perót”. No sé por cuál de ellos decidirme,
“Tonto l’haba”, membrillo, “megarpendio”... Es que... hay tantos. “Acojonáo”,
“palurdo”... ¡Aahhhh! Da igual, el que sea, al fin y al cabo me siento igual
de insignificante con unos que con otros. Vamos, como una gotita en el fondo de un matraz, atrapado y sin poder salir, pero ¿quién soy yo? nada, eso es lo que soy:
una cucaracha corriendo entre miles de piernas preguntándose cuál de ella le aplastará.
He llegado a pensar que no debería haber nacido, por dios, con el temperamento que tienen mis hermanos y yo parezco una ursulina, y van ya dos años,¿cuándo me decidiré? Si sólo el verla me hiela la sangre. Por las noches ensayo delante del espejo una y otra vez todo lo que quiero decirle, si bien es cierto que le pongo tanto énfasis que acabo con un dolor de cabeza terrible, pero hoy a ocurrido algo especial, hoy es de esos días que no se deberían de acabar. Hoy el sol brilla más que nunca, es diferente, veo las cosas con más optimismo. Cuando desayunaba, como si de un elixir se tratase, se han despejado mis miedos, hoy será mi día, recorreré los escasos metros del solar que separan mi casa de la suya, llamaré al timbre, y cuando salga se lo soltaré a bocajarro: “¡Devuélveme el disco de Peret que te dejé hace dos años!”

Elgringo 28/02/2006

Palabras para el "Contemos cuentos 2"

ELIXIR

ÉNFASIS

MATRAZ

SOLAR

TEMPERAMENTO

Cinco palabras con la que pasábamos de un mínimo de 100 palabras, para los textos, a 200. El máximo no ha variado aún. El resultado: 10 relatos que encontraréis a partir de aquí.

El principio del fin. De Aleisterdeleden

El sol entraba tímidamente por el ventanuco, la noche había concluido. El verano finalizaba y el paisaje mostraba los estragos que el astro rey, inmisericorde, había realizado sobre la vegetación del valle. Apartó las retortas en las que trabajó toda la noche en su labor alquímica, disociando los componentes de aquella extraña materia: debía separar los elementos adheridos durante la lucha a esa sustancia sobrenatural. Se trataba de un extraño metal el de aquella punta de daga, realmente lo había demostrado durante la lucha: tan pronto era más fuerte que el acero, como parecía tomar la elasticidad propia del caucho y todo ello a voluntad de quien la manejaba. Le atacó por sorpresa cuando se disponía a enterrar sus artes y su personalidad mágicas, entre ellas su "Malleus", su vieja espada con la que tuvo que repeler el ataque.
Tras tomar fotografías del fragmento realizó un croquis del tamaño y forma del objeto sobre papel verjurado, anotando, de paso, las observaciones sobre el vaciado en escayola de la impronta que quedó en el suelo del bosque cuando, perdida momentáneamente de la mano de su propietario, el arma se partió bajo el golpe, cansado ya, de Malleus. En ese instante desapareció todo, incluido su portador, excepto ese pequeño fragmento. Parecía oro, pero comprobó que su peso molecular no correspondía, resultando mucho mayor que éste. Con la piedra de toque pudo determinar una pureza superior a la del preciado metal y algo más le inquietaba: el extraño brillo añil que producía cuando se aproximaba a cualquier tipo de objeto religioso, gracias a ello había detectado a tiempo a su atacante. Se puso a estudiar los símbolos que quedaron grabados en la tierra, de los que había extraído muestras tratando de determinar la idiosincrasia de los que le habían atacado, pues, estaba seguro que había un grupo organizado detrás de todo aquello. Sabía también que lo de la simbología era más cosa de Diego: Había llegado el momento de reunir de nuevo a las Brigadas Paranormales.

Aleisterdeleden 26/02/2006

Recuerdos de una infancia. De Extasiada

Mamá, ¿qué haces?
Lavar la ropa, vete a jugar.
¿Y por que la frotas tanto? Se va a romper.
Si no la froto, no se van las manchas.
Ahhhh, pero ¿por qué las metes tanto en agua? El agua clara no quita las manchas.
Claro que no, el agua es para quitar el jabón de la ropa.
Ahhhh ¿y eso azul que tienes en ese barreño? Como no tengas cuidado te va a manchar la ropa.
Mi madre suelta una desganada carcajada, se seca las manos en su empapado delantal y mirándome.
No cariño, eso no mancha, eso es añil, y se usa para que la ropa blanca no se ponga amarilla, pues con esa tonalidad no parece recién lavada, y tome un color azulado haciendo que la prenda, luzca más bella.

Cada vez que hecho mano de mis recuerdos, soy incapaz de disociar a mi madre de aquella pila de lavar que se encontraba en el pasillo cubierto de la vivienda, y por el que pasaba una corriente de aire, que haría tiritar a un oso polar, pero allí estaba ella, lavando hasta ya anochecido, y con el barreño a la cadera, iba hasta la era a tender lo lavado, algunas veces ir a tender lo hacía en varios viajes, por el excesivo peso de la ropa mojada.
Nunca la vi enferma, y sufría todos estos avatares con verdadera alegría, oírla cantar era algo que me embelesaba, y gracias a esta encantadora idiosincrasia, recuerdo mi infancia, llena de alegría aunque las penas eran casi siempre mayores.

Aquella tarde, algo quebró su canto, en sus temblorosas manos se hallaba un papel verjurado, que no cesaba de leer, a pesar de la cortina que cegaba su lagrimal y que en su desbordamiento, iban depositándose en aquel papel, que nunca llegué a saber que mensaje contenía pues las lágrimas emborronaron la tinta, solo sé que desde entonces, la ropa de mi madre, tan oscura como la noche, no necesitó más añil, haciendo juego con sus amoratadas ojeras, nunca más hubo cantos.
A veces sus ojeras se acentúan y mirado el retrato en el que sonrientes, con el traje de los domingos, y muy abrazados, se encuentran dos amorosos adolescentes, sus ojos brillas y sus emociones estallan en incansable llanto.
Esa foto es el único recuerdo que tengo de mi padre.

Extasiada 22/02/2006

El indio Pero-tet. De elgringo

Era temprano, y como casi siempre, en primavera amanecía radiante, y el campo se llenaba de vida, las aves revoloteaban como locas y por todas partes se veían animales de un lado a otro, llamaba la atención la cantidad de mariposas que habían esa mañana, muy cerca corría un manantial, el agua era tan limpia y pura que parecía que el reflejo de los árboles formasen parte de ella y fuese imposible disociarlos.
Haciendo un balance de su vida, el indio Pero-tet se enfadaba consigo mismo por haber llegado a este extremo; tenía todo lo que un joven indio podía soñar a su edad, su padre –agachatyplega- estaba orgulloso por haber superado la prueba y haberse convertido en guerrero, era popular en el poblado y se había ganado el respeto de los ancianos al haber dado muerte al oso que les tenía atemorizados, su madre –arasiaraoiga- le daba todo su amor, todo parecía perfecto, su pueblo, su familia, la tierra en la que vivía, pero no era plenamente feliz, había algo que le embargaba el corazón, se había enamorado de la mujer blanca que vivía en la colina, justo detrás del manantial donde se encontraba esta mañana, como todas la mañanas.
Todas las mañanas, la mujer blanca iba al manantial a lavar la ropa, solía soltarse el pelo y el indio Pero-tet se emocionaba, jamás había visto una cabellera rubia, sabía que si lo descubrían lo iba a pasar mal debido a la idiosincrasia de su gente, pero valía la pena, ataviado con su pantalón de piel de puma y con una cinta añil sujetándole el cabello se acercó todo lo que pudo, la mujer estaba sentada apoyada en un árbol y movía las manos de una forma extraña, de pronto, a lo lejos se escuchó el galopar de un caballo, y la mujer blanca se levantó deprisa y se marchó, fue entonces cuando el indio Pero-tet se dio cuenta de que la mujer blanca se había dejado algo en el árbol, salió corriendo de su escondite y se apresuró a recogerlo, era un trozo de papel verjurado, y en el había un dibujo, el dibujo de un bebé , levantó la mirada hacia el cielo y comprendió que su tótem le había dado una lección, no se podía tener todo aquello que se deseaba, y que debía conformarse con lo que su pueblo le daba, ahora si era feliz.

Elgringo 15/02/2006

El legado. De Monelle

Sus manos te tomaban por sorpresa y te alaban hasta el infinito mientras girábamos antes de ir a parar de nuevo al suelo, momento que aprovechaba para besarnos.
Una vez al año, nos trasladábamos hasta el pueblo de los abuelos.

¡Niños! —Papá, nos habló. Debía ser algo importante pues, “¡cuándo papá está al volante nadie debe molestarlo!”, nos advertían al subir al coche.
El abuelo os va a enseñar algo importante. Dice que ya tenéis la edad suficiente, así que atentos.

El viaje adquiría mayor interés. ¿Tendría que ver con el hecho de que tanto el abuelo como la abuela siempre tenían las manos azules y nunca nos habían querido decir el porqué?

Llegamos a medio día y allí estaban, sonrientes y con las manos azuladas.
Ya en el interior de la casa, en la que según nos iba contando el abuelo habían nacido más generaciones nuestras que años sumábamos entre mi hermano y yo, nos sorprendió con una pregunta directa que hacía relación al color tintado de su piel.

Desde niños habéis querido saber el porqué de esto. —Nos dijo mostrándonos sus manos. — ¿Queréis saber el porqué de esta idiosincrasia?

Pasamos por un pequeño escritorio y de entre las envejecidas hojas de un libro, raído por el tiempo y los insectos, sacó un pequeño papel que me entregó diciéndome:

—Ten cumplida cuenta de esta receta y no la pierdas. Memorízala antes de pasársela a tu hermano. En ella está el negocio que durante siglos nos ha mantenido, aunque últimamente parece que va a menos. Puede que ya no os enriquezcáis gracias a él, pero al menos no se perderá.

Mis manos temblaban. Aquel pequeño pedazo de amarillento papel verjurado cuya cuadrícula era de un azul casi inapreciable, contenía las proporciones, la fórmula en sí, para la fabricación del añil.

Debéis prometerme una cosa. Lo mismo que es imposible, una vez terminado el proceso, disociar el resultado, vosotros nunca os separaréis de este legado.

Y así ha sido. Mis nietos son ahora los que guardan le herencia, mientras yo aún no he podido hacer desaparecer el hermoso tono azulado de mis manos.

Monelle/CRSignes 14/02/2006

Repentina locura. De Mon

Dedicado con mucho cariño a Signatus en un día de San Valentín cualquiera

Anduvo cabizbajo golpeándose contra las paredes del viejo hospital, solo se guiaba por la línea añil que encauzaba a los visitantes hacia su lugar de destino.
Estaba confuso, aturdido, le costaba disociar la realidad de lo imaginario, creía estar en un espacio delimitado por su repentina locura.
El reloj diapasón que reposaba sobre la pequeña coqueta del vestíbulo sonaba cada vez más cercano, más notable e incluso palpable, señal inequívoca que estábamos llegando a la sala donde se reúnen los médicos antes de pasar consulta.
Allí nos esperaba la recepcionista quien sin apenas inmutarse deslizó la cuartilla de papel verjurado que el medico de cabecera adjuntó, como recomendación, al volante de ingreso. Ya solo restaba reposar en la habitación, teníamos los pies cansados.

Permaneció impertérrito aunque no ausente, yo le tenia asido de la mano para transmitirle calor, beneplácito, en esos momentos en que la fría soledad cabalga a tu lado, es esas horas donde cúmulos de ideas machacan tu idiosincrasia.

Soy yo que acabo de despertar, ha sido una pesadilla horrible, nunca jamás dejaré mis apuntes en blanco antes de acostarme, ya nadie los rellenará por mi.

Mon 14/02/2006

La fecha. De Extasiada

Intento disociar mi antes y mi después, pero apenas creo conseguirlo, me hundo en un amasijo de recuerdos, de planteamientos incoherentes e incompletos que me llevan a ninguna parte. Revuelvo la maraña de papeles que inundan mi mesa intentando encontrar algún dato, alguna fecha, mi desesperación va en aumento, el suelo se va convirtiendo poco a poco en una alfombra multicolor donde imágenes se entremezclan con las más variopintas escrituras que se funden en mis ojos, como chocolate en agua hirviendo.
Cierro los ojos, mis pies descalzos, se van posando despacio en el alfombrado suelo intentando al tacto buscar algo que me es negado.
Solo pido una data, me apoyo en la mesa cada vez más despejada, reclino la cabeza hacia atrás, mientras mis ojos se van posando en el techo, mis manos, se van desplazando lentamente por la mesa, mi idiosincrasia serena, está llegando a su fin, noto como un nudo en la garganta que pugna por aflorar, solo el leve ruido de las hojas al caer, hace que mi cabeza deje su posición y que mis cansados ojos, vayan bajando por la pared, haciendo un pequeño inventario de los cuadros que reposan en polvo de años, pero ¿ que años?
Algo llama mi atención, es la esquina de un marco, que sobresale tímidamente por detrás de las hojas de la planta de interior que arrinconada en la estancia, fue creciendo sin que su presencia aportase nada a mi vida.
Me dirijo hacia ella como atraída por un fuerte imán y a la vez, repelida por un fuerte huracán, según me acercaba, unas líneas color añil, se dejaban entrever entre el brillante verdor del tronco de brasil, mis manos apartan con cuidado de no quebrarla las hojas y tras el cristal un pergamino verjurado y con una bellísima escritura artística lucía aquello que tanto buscaba.

CUATRO DE ABRIL DE MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y OCHO

Diploma a la alumna más aplicada

Sí, ya puedo poner en mis memorias sin temor a equivocarme que a los 22 años, besé por primera vez a un chico.

Extasiada 14/02/2006

El pianista. De elgringo

Mis manos no podían dejar de moverse, parecía que tenían vida propia
de izquierda a derecha y de derecha a izquierda como si de un baile se tratara. Mientras tanto el salón de invitados empezaba a llenarse, y yo ensimismado en mis quehaceres no me daba cuenta de lo que ocurría a mi alrededor.
Cuando me contrataron, pensé , - otra noche aguantando a los pijos de siempre -, la verdad es que siempre era lo mismo, los típicos “nuevos ricos” que querían codearse con la “buena gente” y montaban fiestas a las cuales iba yo con mi piano de cola a deleitarles con buena música, aunque creo que eso a ellos era lo que menos les importaba, simplemente quedaba muy chulo tener a un músico dándole a un piano de 20.000 euros en el salón de su casa, pero yo era todo un profesional y mi idiosincrasia hacía que me adaptase a cualquier situación.
Fue entonces cuando sucedió, eran casi la una de la madrugada, las notas de música se habían mezclado tanto con las conversaciones de los invitados, que hubiese sido imposible disociarlas, pero aun así noté algo diferente, levanté la cabeza y entonces fue cuando la vi, de pie con un vestido añil y su mirada fija en mi. Era tan penetrante su fijación en mi que sentí un escalofrío y una torpe nota salió del piano estropeando la melodía, pero nadie se dio cuenta y en ese momento ni siquiera a mi me importó, era tal la belleza de la mujer que tenía enfrente que por un instante mi mente se ausentó del salón y me imaginé sentado con ella a la orilla de un río escribiendo lo que sería mi próxima composición, cuando volví a la realidad ella estaba más cerca de mi, entonces, cerré los ojos embriagándome con su aroma, no podía evitar que mi respiración se acelerara y que los poros de mi piel se abriesen nerviosamente, el flechazo había sido instantáneo, cuando abrí los ojos ella había desaparecido y encima del piano había un papel verjurado en el que parecía que había algo escrito, acorté todo lo que pude la canción, y me dispuse a leer la nota.

“Soy la camarera de la Pizzería Pinocho, me mandan tus amigos para decirte que la cena de este mes será el jueves y no el miércoles como de costumbre. Que lo pases bien.
Isabel”

elgringo 13/02/2006

Palabras para el "Contemos cuentos 1"

Para esta primera ocasión se seleccionaron las siguientes palabras:

AÑIL

DISOCIAR

IDIOSINCRASIA

VERJURADO

Era la primera vez que el juego se realizaba y tímidamente dejamos que fluyera con mayor facilidad, así pues comenzamos con relatos que podían tener de entre 100 y 400 palabras. El resultado en los post siguientes.

PRESENTACIÓN DEL BLOG CONTEMOS CUENTOS

Por muchos es conocido el juego que veréis desplegado aquí. Un juego de creación que, en la Gran Calabaza, lleva funcionando desde el 9 de febrero de 2006. Consiste en escribir relatos que tengan entre 200 y 400 palabras, incluidas las que seleccionan los participantes, en este caso, cada quince días; el título es obligatorio y el tema libre. Por él han pasado muchos jugadores que nos han dejado su firma, su alma y su imaginación en cada uno de los cuentos y relatos presentados. Unos textos que podréis ir encontrando aquí. Nace pues una ventana abierta a la imaginación de muchos para el beneficio de todos los que queráis perderos entre las lineas escritas de aquellos que pasaron por este juego en la Gran Calabaza. Unos, aún están, otros ya no, pero ahí quedaron sus cuentos para recordarlos. Deseo que os guste este proyecto, que nunca os falten ganas para regresar, y si os place dejar algún que otro comentario.

BIENVENIDOS